Marrakech City, la Ciudad Roja, la joya de la ciudad imperial con una historia excepcional marcada por numerosas dinastías. Es una ciudad cultural que deleita a las almas aventureras con su arquitectura única. En efecto, los almorávides la fundaron en el siglo XI y establecieron un ingenioso sistema de abastecimiento de agua gracias a una red de canales. Esta innovación permitió el crecimiento de la población y el florecimiento de las palmeras en el famoso palmeral de la ciudad.
En la época de los almorávides, Marrakech albergaba una floreciente riqueza cultural y artística. Los sultanes querían hacer de la ciudad un centro cultural clave, así como un lugar estratégico para el comercio entre el Magreb y África. Por eso engrandecieron la ciudad erigiendo una serie de monumentos emblemáticos, como mezquitas, escuelas coránicas e incluso una suntuosa fuente para las abluciones. Estas obras faraónicas permitieron a la ciudad brillar hasta la desaparición de la dinastía en el siglo XII. Los sucesores se encontraron así en posesión de un tesoro arquitectónico de incomparable valor.
La sucesión de los almohades no fue fácil. Tuvieron que eliminar a los almorávides y demoler numerosos edificios. Pero en lugar de abatirse sobre las ruinas, aprovecharon la oportunidad para crear algo nuevo. Los edificios religiosos se reconstruyeron a partir de las cenizas de sus predecesores, para insuflar nueva vida a Marrakech. La mezquita de la Koutoubia es un claro símbolo de ello: construida en el emplazamiento de un palacio, es hoy uno de los edificios más famosos de la ciudad. Gracias a su ingenio, también transformaron los sistemas de riego para aprovechar al máximo las áridas tierras.
Tras un sangriento conflicto, la dinastía meriní tomó las riendas del poder, sucediendo a la poderosa dinastía almohade. Desgraciadamente, esta época vio el declive de Marrakech city, antaño la orgullosa capital del imperio, en favor de la animada Fez.
En el siglo XVI, los Saadíes tomaron el control del reino y transformaron la ciudad en una joya resplandeciente. Ricos y poderosos, iniciaron ambiciosos proyectos de restauración y embellecimiento que hicieron renacer la ciudad de sus cenizas. Todavía hoy se pueden encontrar restos de las tumbas de esta dinastía, mudos testigos de su glorioso pasado reinante.
En el siglo XVII, la ciudad de Marrakech perdió su título de capital en favor de una dinastía prometedora: los alauíes. Esta dinastía sigue hoy en el poder en Marruecos. Durante décadas, la ciudad languideció en agonía, esperando a su salvador. Así llegó Moulay Hassan, el gran sultán y salvador de Marrakech. Hizo de la ciudad su residencia principal, dando un nuevo impulso a su economía y cultura. El protectorado francés tomó brevemente el control de Marrakech.
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